Puse las manos donde mis guantes querían,
puse el rostro donde mi antifaz podía revelármelo;
mi única hazaña ha sido no ser verdadero, mentir con la conciencia
[ de que digo la verdad,
mirar sin aspavientos mi existencia,
desfigurada por lo que la hace vivir,
desfigurada por lo que la hace vivir,
rodeada por lo que tiene de centro, de membrana interior.
He utilizado la palabra amor como un bisturí,
y después he contemplado esa cicatriz verdosa que queda en lo
[ amado y en el amante,
y esa cicatriz verdosa brilla también en estas palabras,
y en mi mirada también pueden sentirse
los bordes carnosos y finos de esa cicatriz,
de esa estrella sin fuego.
los bordes carnosos y finos de esa cicatriz,
de esa estrella sin fuego.
La noche ha pasado hacia el mar,
ha pasado llevándose mis antiguas estatuas,
y yo vi cómo borraba también
el burbujeante silencio de los conspiradores,
el burbujeante silencio de los conspiradores,
de los héroes que extraviaron su heroísmo al nacer,
al ser héroes por primera o por última vez.
al ser héroes por primera o por última vez.
La noche se desliza entre los barcos anclados,
y el gran velo del trópico, como un cuerpo a la deriva,
cae sobre nosotros;
cae sobre nosotros;
cae con lentas oleadas de insectos,
y el calor es una lengua obscena que lame por igual
los cuerpos de los vivos y de los muertos.
y el calor es una lengua obscena que lame por igual
los cuerpos de los vivos y de los muertos.
Vuela la noche sobre el mar y del mar regresan los últimos pájaros,
la luz de los faros se unta a la dureza de esas aguas oscuras,
se extiende sobre ese ritmo arrebatado a otra vida,
y con un movimiento impreciso,
el sueño de la tierra levanta los remos.
la luz de los faros se unta a la dureza de esas aguas oscuras,
se extiende sobre ese ritmo arrebatado a otra vida,
y con un movimiento impreciso,
el sueño de la tierra levanta los remos.
¿Dónde podría yo estar diciendo la verdad?
¿De qué antifaz arrancaría yo mi rostro
para probar el dolor de mi mentira?
para probar el dolor de mi mentira?
¿De qué rostro arrancaría yo mi antifaz
para probar la tela de mi vida,
la gran envoltura de lo que me rodea?
para probar la tela de mi vida,
la gran envoltura de lo que me rodea?
Pero la vida es la gran respiración de la muerte,
el ruido de las pisadas de nuestras propias hormigas.
Se hunde la noche en los rostros y en las palabras,
el trópico extiende sus calientes y húmedas mantas sobre mi corazón,
y una respiración pausada de agua podrida,
una fresca dulzura de sapos, envuelve a las cosas.
y una respiración pausada de agua podrida,
una fresca dulzura de sapos, envuelve a las cosas.
Y es el vaho de la piedad,
la gran religión del desacuerdo con el amor
y con las macizas exploraciones del odio,
la gran religión del desacuerdo con el amor
y con las macizas exploraciones del odio,
lo que enciende sus lámparas veladas, sus frases veladas,
sus caricias veladas.
sus caricias veladas.
Y yo toco aquello que tal vez me corresponde,
que tal vez me alimenta, que tal vez me devora;
que tal vez me alimenta, que tal vez me devora;
yo palpo la dureza y la blandura de mi alma,
no con mis manos sino con mis guantes;
mis falanges de cuero, mis uñas de gamuza
no con mis manos sino con mis guantes;
mis falanges de cuero, mis uñas de gamuza
[ exploran la verdad
como una apariencia temporal de la mentira,
y exploran la mentira como un túnel
y exploran la mentira como un túnel
por donde hacemos pasar la verdad.
Todo yo me sorprendo, todo yo me designo;
este descubrimiento es ventajoso, mis manos no existen,
existen mis guantes,
existen mis guantes,
las aguas de la Historia me llegan a los labios,
me suben a los ojos, son el caldo de cultivo apropiado
para interrogar dentro de él a Dios, la bañera
donde los enfermos cabecean confundidos con su enfermedad,
me suben a los ojos, son el caldo de cultivo apropiado
para interrogar dentro de él a Dios, la bañera
donde los enfermos cabecean confundidos con su enfermedad,
donde los héroes respiran dolorosamente
confundidos con sus estatuas.
confundidos con sus estatuas.
Mis guantes exploran mis manos,
en la humedad del trópico exploran
la sequía deslumbrante del desierto,
la sequía deslumbrante del desierto,
palpan los grandes glaciares entrando
en el océano con la serenidad de las grandes catástrofes.
en el océano con la serenidad de las grandes catástrofes.
Las hojas podridas se enternecen con esta exploración,
los mosquitos escoltan el anochecer,
los mosquitos escoltan el anochecer,
la realidad se desviste en sus lámparas.
La noche baja al mar, en los manglares se detiene la luna,
¿quién oye ese rumor de insectos en la caliente y húmeda noche?
¿Quién oye ese rumor de cuerpos
encontrados en la memoria en el sudor del alma,
en el chasquido de la nada?
encontrados en la memoria en el sudor del alma,
en el chasquido de la nada?
Esta indagación sólo podrá ser realizada por el artificio,
el antifaz irá trasplantando el rostro,
los guantes tendrán a su cargo
los guantes tendrán a su cargo
[ la creación de las manos,
la mentira abrirá un túnel bajo lo que llamamos real,
pondrá en entredicho la dureza de ese piso.
pondrá en entredicho la dureza de ese piso.
Sólo así mi tacto será más vivo,
y mi respiración dará menos vueltas
para encontrarse con mi alma,
o con aquello que pregunta por mí,
si es que algo pregunta por mí.
para encontrarse con mi alma,
o con aquello que pregunta por mí,
si es que algo pregunta por mí.
¿Quién escucha este zumbido de insectos
en la caliente y húmeda noche?
en la caliente y húmeda noche?
También la luz de los faros ha sido contagiada
por el rumor inarticulado de esas aguas,
por el rumor inarticulado de esas aguas,
por lo corrosivo de ese movimiento.
Pero hay un rumor de remos, hay un rumor de remos;
debemos escucharlo con atención.
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