será de ti que me acuerde.
Por el viento solano, por la lengua extranjera,
Por el viento solano, por la lengua extranjera,
por la pestilencia en la cueva
del lobo,
por los altavoces en la sala de un gran aeropuerto,
por las cestas de
higos a la hora en que se vuelve del campo,
por el olor a comida que sube por
los cubos de los patios en el viejo París,
por la joven de minifalda y pequeñas
caderas que sale fumando de las discotecas,
por las uvas agraces y por el ruido
que sólo yo puedo escuchar
en las épocas en que el silencio logra la perfección
del idioma;
me acordaré de ti,
me acordaré de ti,
en vino corriente, en silbidos, en ascensores.
me acordaré de ti,
en vino corriente, en silbidos, en ascensores.
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